Las fronteras que se cruzan con las camionetas son inauditas. Atrás se quedan la valentía de Jean Claude Van Dann, la astucia del hombre ese que decía llamarse Indiana Jones... al mismísimo Esqueletor se le caerían las vendas si ve cómo los chapines viajamos en las camionetas.
Pero, a pesar de todo, haré una confesión. A mí me gusta andar en bus. Bueno, sí tienen muchos peros y muchos podrán creer que esta preferencia mía huele a resignación... nada más alejado de la verdad. Si no fuera por el tiempajal que uno se hace, por los brochas que dan fichas de otros países como vuelto o por los asaltos, a mí me gustaría andar encamionetada.